En Djibouti conocemos la historia del grupo Girls Run 2 Club, un running team muy especial, compuesto sólo por jóvenes mujeres, en un país que según asegura Cintia Guzmán, la entrenadora, es muy machista. Cintia dice que es muy difícil sobrevivir en Djibouti, sobre todo para las mujeres, que no tienen opciones. El running es, al mismo tiempo, un espacio de liberación y una posible vía de independencia y crecimiento económico.
En Estados Unidos, las historias transcurren dentro del Achilles Track Club, un grupo fundado por Dick Traum, quien sufrió la amputación de una de sus piernas, aunque eso no le impidió seguir ligado al deporte. Personas ciegas, otras con prótesis reemplazando alguna de sus piernas, y otras en sillas de ruedas son las que integran este equipo de corredores, que quieren cambiar la forma en la que se ve a las personas con discapacidades.
En Brasil, vemos a Ronaldo Da Costa, ganador y récord mundial de maratón en Berlín 1998, con 2:06:05. Él tuvo un origen humilde y una historia complicada. Luego de ganar, lo perdió todo, se deprimió y estuvo al borde del suicidio. Pero el deporte volvió a salvarlo, y él le agradeció fundando Escolina Talentos, donde entrena niños para que salgan de las calles y tengan una vida más sana.
En Finlandia, lo que se observa no es un equipo en particular, sino a todo un país que conserva el orgullo por su historia en el deporte. Todavía conservan el recuerdo de losFlying Flinn, Paavo Nurmi y Emil Zatopek, entre otros. Ya no se vive aquella época en la que este pequeño país dominaba a todo el mundo en atletismo, pero aún siguen sintiendo pasión y orgullo por lo que hicieron.
En Japón, observamos una particular y durísima carrera, en el Monte Fuji. Allí, conocemos los testimonios de integrantes del equipo de corredores de la guardia nacional japonesa. Lo importante, dicen, es la confianza en el equipo. El mejor rendimiento personal viene de parte del trabajo en equipo.
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