Tras la notable actuación de Galen Rupp el sábado en Boston muchos se sorprendieron por el entrenamiento de series que realizó después en la pista cubierta: 5 millas a 4:21, 4:20, 4:20, 4:16 y 4:01. Buen trabajo. Sobre todo si tienes en cuenta que acabó con 3x150 a 2:20 el kilómetro.
El quid de la cuestión está en por qué lo realizó después del récord de 8:07:41. Muchos lo consideran una locura por parte de Rupp y de su entrenador, Alberto Salazar. Los foros se inundan de la palabra "ridículo". Y yo estoy de acuerdo. ¿Exprimirte al máximo para batir un récord y añadirle un último empujón a tu organismo bajo mínimos? Para el 99,9% de los corredores esto es fantasía (y para Rupp no fue un paseo la consecución del récord, ya que se pasó más de la mitad de la carrera a un ritmo de 8:00, que decreció en la parte final).
Pero lo cierto es que Rupp pertenece al 0,01% restante. Ni él ni Salazar tienen los mismos objetivos que el resto de los mortales. Apuntan a un lugar con el que el resto de los mortales sólo sueñan: la victoria olímpica y mundial. Objetivos de locura requieren un entrenamiento a la altura: ridículo. No hay otro modo de llegar allí.
No vale la pena señalar que Rupp y Salazar llevan años con esta rutina, o las pocas lesiones sufridas por Rupp en su escalada hacia lo más alto del deporte. Fuera de contexto, cualquier cosa que él y Salazar hagan puede parecer una locura. Pero, en contexto, la competición y el entrenamiento son de una racionalidad absoluta. El método se basa en la absorción de tu organismo de ese entrenamiento como una esponja.
Eso no significa que este entrenamiento pueda ser imitado por el resto de los mortales. Todos tenemos que seguir el camino que mejor nos define, que nos permite observar a Rupp y Salazar con perspectiva y gozar de victorias como la del sábado.
Otra de las perlas del equipo de Salazar, la joven Mary Cain, también entrena después de competir. Este vídeo de Flotrack muestra a ella y Rupp haciendo intervalos después de una competición en el mismo escenario de laUniversidad de Boston el 16 de enero. Será interesante observar la evolución de la joven pupila en los próximos años. Aún así, yo no apostaría porque lo consiga a lo largo de la década. No es tan fácil: si fuera así, habría un montón de Galen Rupps.