
Por Humberto Acciarressi
Aseguran, quienes conocen a Alexis Abot, que es una excelente persona,
de extrema cordialidad y muy serio en todo lo que hace. Tres días atrás
todavía era jefe del equipo de atletismo que compite en los Panamerica-
nos de Guadalajara; hoy está al borde del abismo y tuvo un preinfarto.
Todo comenzó cuando el fin de semana, Abot fue visto entrar en la
habitación de Nancy Gallo por una de las compañeras de la atleta.
En una actitud buchona, poco ética y de un resentimiento sin límites,
las chicas le enviaron un mail anónimo al presidente del Comité Olímpico
Argentino, Gerardo Werthein, quien resolvió separar de su cargo al
ex atleta marplatense Abot.
Las soplonas que crearon la cuenta falsa de mail, se manifestaron
"indignadas", y aunque no se sabe qué pasó en la habitación, el
entrenador fue enviado de vuelta al país. Ellas solicitaban un castigo para
él entrenador ¿Se trata, acaso, de una delegación del Vaticano? No
porque no se hayan violado normas reglamentarias, sino por la forma
anónima y encubierta de decir las cosas sin dar la cara, inquisitorialmente.
él entrenador ¿Se trata, acaso, de una delegación del Vaticano? No
porque no se hayan violado normas reglamentarias, sino por la forma
anónima y encubierta de decir las cosas sin dar la cara, inquisitorialmente.
Después de sufrir una descompensación cardíaca, de la que
afortunadamente salió airoso gracias a la rápida intervención médica,
Abot fue enviado de vuelta. En la Argentina lo espera su esposa,
con lo cual hay que deducir que todavía no terminaron los problemas
del entrenador ¿Qué fue lo que pasó en la habitación? Personalmente
no me interesa; sí la pacatería de las compañeras de Gallo, que actuaron
como si estuvieran en un programa de chimentos.
Hay que añadir que la atleta señaló que no hubo ningún tipo de acoso
ni falta de respeto. Por eso sólo, el castigo parece exagerado, pero
obviamente esto va más allá de la reglamentación deportiva. El mundo
del atletismo necesitaría meterse un poco más en la vida cotidiana, de la
que parecen más cercanas las películas, las novelas y las obras de arte
que se ocupan de las relaciones entre las personas, no siempre tan idílicas
como pretenden las reglamentaciones.
(Publicado en la columna "El click del editor",
de La Razón, de Buenos Aires)
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